martes, 9 de junio de 2009

El culto a la imagen desde una perspectiva psicológica

Factores internos y externos convergen provocando la necesidad de sentirnos bien con nuestro cuerpo. La cirugía plástica es la solución cuando la imagen que nos devuelve el espejo no es la más deseada. La autoestima y las presiones sociales son los motivos primordiales que conducen a una persona al quirófano. Sabrina Piccioni, Licenciada en Psicología de la UNC , profundiza estas cuestiones.

¿Cuáles son los factores internos que motivan a una persona a realizarse una cirugía estética?
Existen múltiples factores internos, pero creo que en todos los casos entra en juego la autoestima. Es decir, la persona capta que hay algo en su esquema corporal con lo cual no se siente bien y por eso decide modificarlo.

¿Cuáles son los motivadores externos que intervienen en la decisión?
En la sociedad postmoderna en la que estamos, donde el culto a la imagen es una de las principales características, es evidente que la sociedad en sí misma va a ser un factor de influencia principal. El éxito es determinado por una buena apariencia, y eso está presente en el imaginario social. Esto de vaciamiento de sentido, de alejarse de todo lo que es la espiritualidad y emocionalidad, para centrarse en lo puramente estético, en lo de afuera, lo ficticio, “la careta”.


¿Podemos hablar de “patología” cuando una persona se practica múltiples cirugías plásticas?

Todo depende de la importancia que cada persona le otorgue. El tema es cuando eso es lo único que la persona tiene en cuenta y se olvida del resto. Está bien pretender tener una agradable figura, es positivo para la autoestima. Pero que eso sea el punto alrededor del cual gira toda la vida, no. En ese caso, sí podemos estar hablando de una patología que puede tener diversas causas y consecuencias también. Asimismo, el hecho de que no se concrete una cirugía puede generar algún tipo de patología, pero es el evento actual que desencadena algo que ya se viene gestando desde hace mucho. De repente si una intervención quirúrgica llega al punto de poder desestabilizarte es porque algo en tu basamento de personalidad no funciona bien.

¿Qué puede percibirse en una persona después de una cirugía estética?
Generalmente cambia muchísimo, porque tenés que reconstituir lo que es el esquema corporal. Entonces ya sea una cirugía de nariz, de estiramiento o lo que sea, te cambia el aspecto. Te mirás al espejo y no te reconocés. Entonces tenés que volver a reconocerte y eso genera un cambio. Además de todas las expectativas que uno pone en esta transformación física; eso es en realidad lo que entra en juego en cuanto a factores de personalidad. Qué es lo que uno espera lograr: verme más bonita, encontrar el trabajo que tanto estoy esperando, sentirme bien conmigo misma, mirarme al espejo con tranquilidad, encontrar esta pareja que tanto quiero.

¿Qué piensa respecto de las jóvenes que cumplen 15 años y piden de regalo un implante mamario?

Un adolescente puede pedir un montón de cosas, pasa por el entorno familiar hasta dónde accede. Aquí radica el quid de la cuestión, cómo la familia va manejando este tipo de situaciones para generar sujetos mínimamente sanos. Además, hay que ser conciente de qué está pasando en una núcleo familiar donde un implante mamario es tan importante. Se le suman a esto, los medios de comunicación que te bombardean, te atacan y te generan la exigencia de una sexualidad precoz, de un verte bien, de comportarte como si fueras adulto aunque todavía no lo seas.




El video lo obtuve de aquí

¿Qué idea te sugieren los sorteos de cirugías de mamas en los boliches?
En los boliches se concentra toda la expresión social. Básicamente no se cuida la salud del adolescente. En un local bailable te encontrás con un montón de estímulos, que están preparado socialmente para disminuir las capacidades del adolescente. Entre ellos el alcohol, la oscuridad y los efectos visuales, que no te dejan percibir con claridad lo que está pasando a tu alrededor. Asimismo, hay música fuertísima, que no contribuye al diálogo e impide la conexión con el otro. Desde este lugar también la sexualidad es totalmente vaciada de sentido. El espacio se presta para que este tipo de cosas pasen, uno no puede esperar mucho más de un boliche.
Sigo insistiendo en el valor de la familia, y la necesidad de disponibilidad para atender al adolescente, que ha crecido, que tiene demandas distintas y que te habla desde otro lugar, no ya desde el niño.

Córdoba, edén de la cirugía y la estética

La demanda de tratamientos e intervenciones quirúrgicas para verse más lindos y jóvenes aumenta por doquier. Ésta se ve agudizada por los extranjeros que, impulsados por la conveniencia del cambio, visitan nuestra ciudad para operarse y disfrutar de atracciones turísticas al mismo tiempo.

Cada vez más personas acceden a la infinidad de propuestas existentes para reforzar su autoestima. La excesiva preocupación por la apariencia física conlleva a recurrir a gimnasios, un sinfín de cremas , centros de estética, sesiones de masoterapia, solarium, spa urbanos, implantes capilares, depilaciones definitivas, pastillas para adelgazar o mejorar el aspecto de la piel e inyecciones de bótox. Pero la cirugía estética parece erigirse como la vedette del escenario.

"A Córdoba va la abuela y vuelve la nieta"

El denominado "turismo médico" sin duda contribuye a extender la cantidad de cirugías que se practican en nuestro suelo. Crece el número de empresas que se especializan en vender paquetes que combinan propuestas tan dispares como operaciones de nariz, implantes mamarios o lipoesculturas con sierras, valles, ríos y embalses. La cirugía estética se mezcla como un atractivo más de la región. Si bien el fenómeno es más acentuado en Buenos Aires, Córdoba ha comenzado a ser una plaza cada vez más elegida por los extranjeros.

El médico cirujano Aldo Mottura, director de la prestigiosa Clínica de Cirugía Estética, confirma que “la mayoría de las clínicas de Córdoba reciben en la actualidad pacientes de otros países”. El porcentaje de éstos sobre el total aún no es tan alto como en algunas instituciones de Buenos Aires, pero lentamente se “acerca al 10 por ciento”. “Esta semana, por ejemplo, tenemos programada la operación de una mujer chilena”, comenta el profesional.

Desde la devaluación del peso en el año 2002, el cambio favorable se tornó el motor de estas visitas. Así lo describe el cirujano plástico Marcelo Bernstein: "Los costos internacionales hicieron que la Argentina sea una elección muy redituable. Si vienen con dólares los gastos se dividen en tres y si vienen con euros dividen en cuatro, lo que deja a la vista una diferencia muy importante de precios con respecto a otras partes del mundo". Se le suma a las principales razones de los viajes: la calidad profesional y la disponibilidad de alta tecnología. En muchos casos también vienen en busca de tratamientos odontológicos, oftalmológicos y de fertilidad. Las experiencias positivas están alentando las intervenciones odontológicas, sobre todo los carísimos implantes.

Después de una corta estadía los foráneos regresan como "nuevos" a sus países natales. Relata Guadalupe Méndez, una ejecutiva del país ibérico: "Hace años que quería hacerme una lipoescultura pero en España es muy caro. Además, no quería que mis conocidos se enteraran".

Internet se transforma en la herramienta global que facilita y promociona estos tours. "Investigué mucho en la red y encontré varias páginas que ofrecían un paquete turístico para ir a la Argentina y operarse. Era justo lo que buscaba porque no tenía mucho tiempo para ausentarme de mi trabajo", agregó.

Reencuentros familiares y afectivos

Algunos de los viajeros que recurren a Córdoba para operaciones o tratamientos de salud cuentan con familia o amigos en el país. “Vienen a visitarlos y aprovechan para hacerse algún ‘retoque’”, asegura Mottura. El cirujano Juan C. Dalallasta ratifica esta tesis: “Aquí han venido personas de Chile, Europa, Estados Unidos, pero en su mayoría son argentinos que residen en otro país, que vienen a visitar a sus familias y se realizan la cirugía aquí”. Los especialistas también relatan el modo en que se organizan para una adecuada atención a los turistas.

¿Cómo trabaja su clínica con los excursionistas extranjeros?
Dr. Dalallasta: tenemos un Servicio que se llama Medical Travel que tiene por objetivo atender a pacientes que viajan desde el extranjero, desde los pasajes, alojamiento, etc., haciendo que todo el proceso sea más grato y perfectamente planificado, incluyendo todos los traslados en coche desde el hotel hacia la clínica, acompañada por una persona que ha sido formada por la organización para este objetivo
Dr. Luis Nahas: Aquí al paciente que nos contacta desde el exterior, se le brindan todos los servicios necesarios, desde los pasajes, alojamiento, traslados. Si viene solo hay personal capacitado que lo acompaña y asiste en la internación y luego fuera de la clínica hasta que se le da el alta al paciente y se puede volver a su país.
(Extracto de entrevista obtenida de: http://www.cordoba.com.ar/imprimir.php?noticia=01053)

miércoles, 3 de junio de 2009

Una pluralidad de causas

Los médicos subrayan una multiplicidad de factores que convergen para desencadenar esta ola de transformaciones. Aluden, en primer lugar, a la exigencia actual de cumplimentar con determinados cánones estéticos para lograr una conveniente inserción laboral. El cirujano Pablo Luccini aseveró: “Existe una obsesión por la belleza porque abre puertas. Es sinónimo de triunfar, y de hecho es real. Hoy se necesita alcanzar un estándar de belleza para poder trabajar, ser exitoso o desenvolverse”. En el mismo sentido, Paolucci agregó: “Contratan a gente que tenga muy buena presencia y que después la puedan formar, antes que a una persona inteligente”.
Otro de los agentes, mencionados por los entrevistados, que motorizan este tipo de intervenciones están vinculados a nuestra idiosincrasia: "Se busca siempre el cero sacrificio. Muchos intentan comprar con dinero lo que no hacen con esfuerzo, la gente que viene acá es porque no quiere ir a un gimnasio. Creen que con dinero pueden comprar imagen”, sentenció Luccini.
Asimismo, Paolucci vinculó esta realidad a características peculiares de nuestra naturaleza: “Nosotros los latinos somos muy superficiales, las personas te venden imágenes, por ejemplo: Pampita”. Esta particularidad trae aparejado efectos cardinales: “Los chicos siempre tienden a imitar a sus ídolos y nosotros hemos perdido los ídolos intelectuales y hoy son todos físicos”. “No sabes si Pampita lee bien o mal, pero tiene buen cuerpo y listo, todos quieren ser como ella”.
La recurrente presencia en la televisión de figuras que en su haber anidan numerosas cirugías contribuye, de acuerdo a Paolucci, a considerar estas prácticas como normales y habituales. “Si prendes la tele encontrás que todas tienen alguna cirugía, entonces, la gente las ve como una cosa natural”. El médico comparó esta concepción argentina, desde su propia experiencia, en relación a otros países. “Te vas a Europa, yo tengo la posibilidad de operar en Milán, y la gente allá lo ve como algo súper raro, lo hacen quienes tienen algún problema más que todo psicológico, pero acá operarse es como ir a la peluquería”.

martes, 2 de junio de 2009

La doble cara de las cirugías estéticas

Lo cierto es que, bien entendida, esta rama de la medicina puede ayudar a muchas personas a superar complejos que le impiden desarrollarse plenamente. En algunos casos, rasgos tales como una nariz aguileña u orejas grandes pueden llevar a padecer problemas de relación o fobia social. Generalmente las personas que sufren algún defecto que los acompleja, recurren a la intervención con una clara idea de lo que desean y se sienten en armonía y plenitud luego de la operación.
Pero el problema radica en que las cirugías también pueden ser utilizadas por individuos que, detrás de ese afán desmedido por "mejorar" alguna característica corporal, esconden algo más que una autoestima en caída libre. A veces, se trata de un cuadro psiquiátrico denominado dismorfofobia. A menudo son mujeres hermosas y hombres atractivos que se cuidan mucho y se ven feos, tienen una mirada distorsionada. Por lo tanto, al sufrir un trastorno de la interpretación de su autopercepción jamás quedan conformes con el resultado de una operación y desean hacerlo una y otra vez.
Aquí es donde entra a jugar un rol cardinal la ética profesional. Cada cirujano decide, de acuerdo a su voluntad y conciencia, una vez que advirtió la patología si accede o no a la intervención. Es entonces donde se desprenden dos grandes rutas: el privilegiar la honestidad o hacer el gran negocio especulando con la enfermedad del paciente.

La explosión de la cirugía estética

Los especialistas afirman que aumentó substancialmente la cantidad de cirugías que se practican en Córdoba. El fenómeno trasvasa barreras económicas, sexuales y etáreas.
La totalidad de los profesionales consultados manifestó que en los últimos cuatro años se incrementó notablemente el número de cirugías estéticas realizadas en esta localidad. Por otra parte, los doctores dejaron entrever que esta fiebre por las cirugías ha penetrado todo tipo de fronteras etáreas, de géneros y económicas.

Las edades de las personas que se someten a cirugías se dispararon en todos los sentidos. Esta situación está relacionada, según el cirujano plástico Pablo Paolucci, con que “los adolescentes se quieren parecer a los adultos, y los adultos a los adolescentes”. Completa su hipótesis ejemplificando: “Mira a Araceli González y a su hija, parecen hermanas y una tiene cuarenta y dos y la otra diecisiete”.

La situación cordobesa se enmarca en un fenómeno que se suscita a nivel nacional. Según la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (ISAPS), en el último año en Argentina se duplicó la cantidad de actos quirúrgicos en menores de veinte años. Aunque la ley indica que pueden hacerlo con la autorización de sus progenitores, muchos profesionales no están de acuerdo y, por ende, no acceden a realizar la intervención. "Yo no soy partidario de eso, no las opero porque me parece una locura. Lo ideal es hacerlo una vez que termine el cambio puberal, aproximadamente a los veinte años", comenta el cirujano Pablo Luccini. Entre las adolescentes las operaciones más solicitadas son las de aumento del busto y de nariz.

Paralelamente a la concurrencia a los consultorios de jóvenes cada vez más chicas, muchas personas de sesenta, setenta e, incluso, noventa años están motivadas a realizarse retoques estéticos. "Este es el resultado de una generación que decide lucir una imagen acorde con su estilo de vida actual, muy diferente del de una persona de esa misma edad hace cuarenta años", explicó la doctora Mónica Milito, cirujana plástica y miembro de la Asociación Médica Argentina.

Ofelia Fernández, de sesenta años, con una basta trayectoria en cirugías estéticas, la última un lifting, retrata este sentir: "Si el espejo no devuelve una imagen que concuerde con la energía, la vitalidad y la actitud que uno tiene en ese momento de la vida, entonces está bien recurrir al bisturí".

A cerca de los tratamientos quirúrgicos más requeridos Milito señala: "A esta edad, la carta de presentación más importante está en la cara". Por este motivo, el procedimiento más requerido "es el lifting más blefaroplastia (cirugía de párpados)”.

La exaltación por las cirugías tampoco discrimina en función de géneros. El cirujano plástico Marcelo Bernstein reveló: "Antes se operaba un hombre de cada veinte mujeres. Esto ahora cambió y estoy operando a cuatro hombres de cada diez pacientes". Luccini agregó que los varones se inclinan mayoritariamente por la lipoaspiración.

Sin embargo, parece que a los hombres aún les cuesta superar ciertos prejuicios sociales: “Se hacen cirugías pero no se lo cuentan a casi a nadie. La nariz no hay problema, el implante capilar más o menos, pero si se hacen una lipoaspiración no se lo dicen a nadie, más bien explican que se cuidaron”.

Además, los expertos señalan que las intervenciones se dan en todas las clases socioeconómicas. Paolucci relata: “Hoy por hoy se da esta tendencia en todos los niveles. Yo opero en la Posada del Quenti a gente de mucha plata, acá en la Clínica Sucre intermedia y en el Hospital (por el Hospital de Clínicas) muy baja. Luccini refirió a la accesibilidad de la cirugía en nuestro país y a los medios empleados para obtener el dinero: “Un implante mamario sale alrededor de seis mil quinientos, siete mil pesos. Está al alcance de cualquiera, hasta un empleado de comercio puede juntar esa plata. Incluso, tengo pacientes que piden un préstamo, venden la moto, lo que sea para operarse”.

El negocio ya interceptó el furor por las cirugías y la potencia con diversidad de facilidades de pago. Para seguir tentando se reciben tarjetas de crédito y algunos cirujanos ofrecen convenientes planes de financiación.